ZI RESIDENCIA Quién puede vivir en esta casa?

EDICIÓN 2008

La Galería del Poste en el Centro Cultural Rojas (o mejor dicho, fuera de él) organizada por Lucrecia Urbano, fue ya un antecedente para la generación de diversos canales de producción y nuevas vías de circulación para las artes plásticas.

La primera edición en Zona Imaginaria de ‘Quién puede vivir en esta casa?’ convocó a nueve artistas y dos colectivos de artistas a tomar el espacio de manera simultánea, intervenir y convertirlo en hogar temporario permitiendo que la casa siga funcionando como tal. Algunos se mudaron a la casa hasta terminar su obra. Otros llegaron con el proyecto pensado y se pusieron manos a la obra. A la convivencia y circulación de los artistas en el barrio, rápidamente se le sumó la espontánea participación de los vecinos.

Todos los artistas respetaron la consigna inicial: que la casa siga funcionando como tal y muchas de las obras resultantes reflexionan -de una u otra manera- acerca del formato, del funcionamiento y del contexto de una casa.

Cada artista con un espacio designado, produjo la obra que surgía del lugar o que éste le sugería, como en una respuesta al espacio habitado.

 Edición 2008

Daniel Giannone y Leo Chiachio hicieron -como en una mise en abîme- una casa dentro de una casa: una cucha para Piolín, su perro salchicha. Con la estética de un santuario pop para el perro que, como un adolescente rebelde, se va a vivir solo, se apropia de los espacios y graffitea su hábitat. Fieles a su línea de trabajo -ellos trasladan su oficio de pintores al bordado, a las instalaciones y a otras técnicas-, respondieron a la pregunta que plantea este proyecto con un contundente “nuestro perro Piolín puede vivir en esta casa”. Y lo resituaron en esta cucha de madera que consiguieron en el barrio de San Fernando (dicen que en capital solo se venden cuchas de fibra de vidrio).

Julia Zavalía, en vez de mirarse al espejo en el baño, prefirió adornar sus paredes con autorretratos al óleo y al acrílico. “Terapia de pareja” se llama esta obra en la que el ser dialoga con su otro yo, su reflejo en la intimidad de la casa. Autorretrato, autorretrato, dime quién es la más bella…

Melanie Mahler hace tiempo que investiga los barrios contaminados y la dicotomía entre los hombres que viven en la ciudad y los pájaros que viven en su propia ciudad, la naturaleza, y en sus propias casas, los nidos. Melanie tomó una pared exterior que da al patio, apropiándose desde el afuera hacia el adentro, y escondió casas de pájaros tridimensionales combinadas con fotos reales de nidos y las dispuso como si se encontraran en su hábitat natural. La obra invita al observador a descubrir el interior de las casas. El recorrido que plantean estos nidos de pájaros conducen a las casas de la ciudad, obturadas, cerradas, contaminadas por textos y chimeneas humeantes y dispuestas alrededor de un relato. En este relato, las letras están invertidas y obligan al espectador a leer la historia de una manera no lineal.

Laura Cogo hizo una sala de espera imposible, con sillas de tul y un falso reloj de luces, captando en los materiales algo de la espesura e (in)materialidad de la espera.

Agustina Núñez intervino ambos lados de la pared del frente con un mural que hace visible tanto hacia adentro como hacia afuera el proyecto de arte. Su obra se adapta a la arquitectura de la casa, al formato –angosto y alargado- y al color de la pared.

Natalia Lamorte intervino los zapatos y los desplegó, como huellas de pisadas, por la cocina. Zapatos desperdigados que nos recuerdan el –inevitable- desorden de las casas.

A Alejandro Montaldo y Germán Rudnisky se les asignó el ex – taller de cerámica. Su propuesta artística consistió en retrazar a través de objetos que encontraron allí el pasado arqueológico de un supuesto científico que habría habitado la casa. Intervinieron objetos (un velocípedo, un traje, una lámpara, planos y caños), les agregaron luz, sonido y olores, y los ubicaron nuevamente en su lugar de origen con el objetivo de ir develando la trama de supuestos descubrimientos científicos y revolucionarios.

Valeria Conte Mc Donell hizo un kit para armar una huerta urbana que consta de un cuento para niños en el que se explican las relaciones entre las verduras, un plano explicativo y semillas para que cada uno pueda plantar y hacer germinar su propia huerta… Porque en una casa también hay que comer…

Gabriela Francone presentó y donó dos videos – uno de ellos premio del salón nacional y otro es una colaboración con Elba Bairon – se transmitieron en la tv de la casa durante toda la muestra.

Gabriela Francone presented and donated two videos – one of them a national award winner and the other a collaboration with Elba Bairon – which were broadcasted on the house TV throughout the show.

Catherine Fulop interpretó el personaje de una cocinera y agasajó a todos los comensales con un banquete venezolano: arepas, cachapa, carne mechada…

Catherine Fulop played the character of a cook and entertained all the guests with a Venezuelan meal: arepas, cachapa, carne mechada…

Camila Do Valle propuso una bi- blioteca de literatura de cordel para Zona Imaginaria. Esa literatura que Camila imaginó para la casa se caracteriza por el relato oral y debe su nombre a los pliegos de cordel en donde se exhibían para la venta.

Camila do Valle proposed a bookcase for chapbook literature for Zona Imaginaria. The literature Camila imagined for the house was generally oral narrative, owing its name in Spanish to the cords [cordel] used to display inexpensive, pamphlet-style publications.